Llegó el fin de año, tiempo de celebrar y de descansar, de recargar energía después de doce largos meses de arduo trabajo. El fin de año es tiempo de convivir con la familia, con la pareja y con los amigos. Los Tres Reyes Magos viajaron por todo el Oriente siguiendo a la estrella hasta Belén, para rendir honores al niño Jesús en su nacimiento. Nosotros también viajamos para reunirnos con la familia, con los amigos, para celebrar la Navidad, esta importante efeméride, alrededor de la cual se ha creado una tradición, el espíritu navideño y la nostalgia del fin de año.
Viene el año nuevo. Fin de un ciclo natural e inicio de otro. Con el término del calendario se cierran círculos, se concluyen proyectos, se olvidan los sinsabores, se perdona. Con el año nuevo se renueva el espíritu, renace la esperanza, se inician nuevos sueños, se fijan nuevas metas. Las parejas, la familia, los amigos, renuevan su votos de fraternidad, amistad y cariño.
En México, la celebración del día de muertos nos anuncia la llegada del fin de año, el singular “frío de muertos” que nos hace sacar chamarras y bufandas que descansaron casi todo el año, la omnipresente flor de cempasúchil que colorea nuestros mercados, los preciosos altares con las que nuestro pueblo recuerda a sus seres queridos… Luego viene la iluminación navideña en nuestras ciudades, que colorea y alegra nuestras calles y plazas. Finalmente, las tradicionales posadas, las piñatas, las letanías… y para cerrar con broche de oro, llega la Navidad, el árbol decorado con las delicadas esferas, los esperados regalos que son la ilusión de los chicos pero también de los grandes, los deliciosos platillos que sólo comemos una vez al año: el pavo de navidad, el bacalao, la pierna al horno, el ponche de frutas, mmm.
En otros países, las tradiciones de fin de año son singulares también: en Sudamérica celebran la Navidad con el calor del verano y los días más largos y soleados, el mejor momento para disfrutar los paseos en el campo y nadar en ríos y lagos. en Norteamérica y Europa los días son cortos, y la nieve lo blanquea todo. Los niños hacen muñecos de nieve, la gente se divierte esquiando y deslizándose en trineos. En esos lugares las tradiciones culinarias también son exquisitas: galletas de jengibre, los deliciosos fruitcakes…
¿Hay mejor forma de concluir un año lleno de éxitos y de festejar la llegada del año nuevo que viajar, ampliar nuestros horizontes, conocer el mundo? Los viajes ilustran, alegran nuestro espíritu, nos relajan, nos permiten colocar las vivencias y pensamientos del año anterior en su justa medida. También nos dan la posibilidad de soñar, de planear nuevos horizontes, de fijarnos nuevas metas. Los viajes nos permiten conocer otros paisajes, diferentes personas, nuevas culturas… Saber qué lugar ocupamos en este planeta, descubrir lo desconocido y revalorar lo que nos es cotidiano. En estas vacaciones de fin de año, date la oportunidad de relajarte, de compartir con tus seres queridos lo mejor de la vida, de hacer realidad tus sueños… Date y dale a quienes más quieres la oportunidad de viajar, ya que viajar es soñar.